Esta cifra, que al cierre de marzo se traducía en una cartera de 577,000 millones de pesos, es sin embargo un engañoso promedio que hay que analizar a detalle para evitar caer en conclusiones equivocadas.
El dato se integra por un alza de 14% en la originación de créditos hipotecarios de la banca comercial, fundamentalmente destinados a vivienda para los segmentos medio y residencial, promediada con una caída de 12% en los financiamientos que generan los organismos federales de vivienda para el segmento de interés social.
Pero la buena noticia en el incremento de los números de la banca no es tan buena, o expresándolo mejor, solo es buena para la misma banca, porque el incremento no obedece a nuevos créditos para adquisición de vivienda, sino en muy buena medida, a nuevos créditos generados para sustituir otros de generaciones pasadas, esto es, son fundamentalmente reestructuras.
A esto hay que agregar que del total de créditos de bancos y organismos públicos ya menos de la mitad sirven para financiar adquisición de vivienda nueva, ya que la mayoría van a adquisición de vivienda usada, remodelación, construcción, liquidación de pasivos hipotecarios e incluso liquidez.
Esta nueva realidad del mercado hipotecario/inmobiliario no es mala, es lo normal en un mercado maduro en que el sistema financiero crea productos para atender las diferentes necesidades que forman la demanda.
Pero eso sí, quienes quieran saber qué pasa en esta industria tienen que volver a aprender a leer el mercado; hay subidas que bajan…
Fuente: capitalmexico.com.mx
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